Queremos aprovechar las pocas
horas que vamos a pasar en esta ciudad, así que nos levantamos temprano y
dejamos las maletas en la minirecepción del hotel Peranakan, que es mini todo
él…. menos los de recepción, que no sabemos cómo hacen para meterse en tan exiguo espacio!. Nos explican qué buses coger para llegar a los distritos que queremos
conocer: Bugis, Little India y la Marina. Estamos a una media hora de bus de
Bugis, pero con el 133 llegamos directas. Desayunamos en el Starbacks del
centro comercial todavía desierto y en vista de la falta de ambiente de esta
zona comercial, nos vamos a ver Little India, que está muy cerca y tiene un
ambiente muy pintoresco, aunque a estas horas está también desierta! Aquí debe
haber mucho ambiente de cena nocturna.
A la vuelta a bugis para coger el
bus nos quedamos fascinadas con el ambientazo que ha cogido el barrio en este
rato. Está toda la calle llena de tenderetes y hay gente por doquier! Así que
decidimos quedarnos dando otro paseo. Visitamos dos templos hinduistas y hasta
nos da para comprar una fregona!!! Si señores, sí, éste es el souvenir que nos
llevamos de Singapour…. Una fregona!! Un chico en la calle hace una
espectacular exhibición sobre las maravillas de esta fregona que recoge todo
tipo de productos sin ensuciarse, se escurre completamente y deja el suelo seco!!!
Gemma, que es muy de teletienda, no puede evitar comprarla… ;-)
De ahí, ya con un calor húmedo y
pegajoso insoportable, nos vamos a la Marina, zona emblemática de la ciudad. Ahí
observamos los grandes rascacielos, el puente inspirado en el ADN que cruza la
bahía, el estadio de fútbol sobre el mar… en fin, lo más fotografiado de
Singapour.
En general la ciudad nos ofrece
un buen aspecto; se ve un buen nivel económico, la gente es amable y agradable
y la ciudad está limpia y bien cuidada. Nos llevamos una buena impresión de
este lugar de paso.
Volvemos al hotel para que no se
nos haga tarde, comemos estupendamente en un Italiano de al lado, aunque nos
clavan 10 dólares por una cerveza y pagamos la comida más cara de todo el
viaje....
Los vuelos de vuelta se nos hacen
largos, y es que la vuelta siempre es más dura. En el último coincidimos con
Javier, un chico de Barbastro que vive en Barcelona y que nos hace el vuelo más
agradable.
La espera en Jedah esta vez se
hace pesadísima, y eso que son menos horas… el aeropuerto está a reventar de
gente, no cabemos ni por los suelos! Está todo sucio y los baños inundados, no se
puede ni entrar…. Un horror de aeropuerto,
la verdad.
Pero por fin llegamos a España!!,
sin novedad y tras haber disfrutado de un viaje que nos ha cargado mucho las
pilas….
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